Germán Daffunchio: “Es realmente hermoso hacer sentir que todo valió la pena”
Aunque parece tener siempre la voz del antihéroe, Germán Daffunchio es dueño de una vida de aventuras. Pasó de ser marinero de un barco petrolero, de no querer pertenecer a ningún país del mundo a conocer a Luca Prodan, el creador de Sumo. De esa explosión vital pasó por varios duelos, se instaló en las sierras de Córdoba y experimenta hoy la gratitud de vivenciar el espíritu comunitario en una de las bandas más honestas del rock argentino actual, Las Pelotas.
Con el grupo llegará este viernes a Mar del Plata: en Plaza de la Música celebrará 36 años de rock, de viajes, de canciones entrañables y de vida. El espectáculo es “6 x 6” y se realizará antes de la salida del nuevo disco.
“En este momento estamos mezclando el nuevo material que vamos a sacar, todavía no tiene nombre pero está increíblemente hermoso. Así que estamos muy entusiasmados, muy contentos”, se anima a través del zoom, con algo de delay desde algún lugar de las sierras cordobesas, donde vive.
“Primero de todo me parece increíble”, arranca. “Pasaron 36 años y es una especie de milagro. Nunca pensé que iba a estar tanto tiempo en actividad, digamos haciendo música. Es una sensación muy linda y sobre todo que todavía haya cosas para hacer y decir”, sigue en una entrevista con LA CAPITAL.
“No hay diferencia entre el hombre y el músico”
-¿Qué cosas hay para decir?
-Este material nuevo tiene mucho trabajo encima y es un disco muy profundo, la verdad. Me parece que son de esos materiales que los tenés que escuchar y se tienen que escuchar completo, casi te diría. Tiene muchas cosas, tiene mucho sentimiento, mucha vida, mucha energía, hay mucha música. Si escuchás a Las Pelotas te vas a dar cuenta… Nosotros somos una banda que no hemos hecho música por moda. Las Pelotas hacen la música de Las Pelotas. Somos un producto original, no estamos imitando nada ni tratando de parecernos a nada. Nosotros hemos sido consecuentes atrás de toda nuestra vida. De las cosas que sentimos. Y nunca hemos tratado de ser otra cosa de lo que somos. Sabiendo cómo es el mundo del espectáculo, ¿no?
-Y del rock.
-No, no es solamente el rock. El mundo del espectáculo en general, uno ha conocido tantos artistas, ha conocido tanta falsedad, tanta mentira, tanta fabricación de personajes que la gente cree que son esos que ellos imaginan o que ellos venden, pero sabés que atrás hay gente muy especuladora, mala gente, hay muchas cosas. Simplemente estoy en paz conmigo mismo. A mí me encanta saber que hice todo lo que hice y estar en paz conmigo mismo.
La banda completa, que llegará a Mar del Plata.
-Hablaste de lo profundo… Ustedes tienen un planteo de la profundidad a través de la música que otras bandas no tienen. ¿Cómo lo logran?
-Creo que con la vida misma. No hay diferencia entre el hombre y el músico. Uno la música la utiliza para poder canalizar las cosas que están adentro y que está sintiendo que están pasando alrededor tuyo. Creo que somos personas profundas, en realidad también. No hemos hecho música para llorar, para divertir a la gente. Hemos hecho música para golpear los corazones.
-Las Pelotas parece estar atravesada por las pérdidas: antes de que la banda naciera, la de Luca Prodan, luego la de Bocha Sokol…
-Los destinos de los seres humanos no dependen de uno, ¿no? Luca murió hace muchos años, era muy joven cuando murió, tenía 34 años. Son historias distintas. Lo difícil es sentir la ausencia, es pensar quizá todo lo que podría haber sido si no hubiese pasado. Pero por otro lado, sabemos que la vida es así, que nadie tiene garantizado nada. Fue muy difícil sobreponerse siempre, sobre todo el dolor y la tristeza. Pero, por otro lado, la vida te enseña que siempre hay que levantar los brazos y seguir para adelante, ¿no? Lo más fácil es caerse. En ambos casos no hubiese permitido nunca que nosotros hubiésemos dejado de hacer música. También te puedo hablar de la partida de Tavo Kupinski, que estuvo poco tiempo, pero se metió muy profundamente en el corazón nuestro. Las heridas que uno tiene nunca se curan. La ausencia es algo que no se cura. Te vas resignando y vas enfrentando la actualidad con lo que tenés.
“Lo difícil es sentir la ausencia, es pensar quizá todo lo que podría haber sido si no hubiese pasado”
-Más allá de todo lo que contaste sobre Luca, si pudieras destilar esa relación en un concepto, ¿cuál sería?
-La verdad que no lo sé. Se han dicho tantas cosas. Quizá siempre voy a tener agradecimiento, ¿no? Profundo agradecimiento porque él creyó en mí, creyó en mí más de lo que yo creía en su momento. Y con él empezó este camino de la música, del arte, que no frenó nunca a través de muchos años, casi la vida de uno. Así que creo que hay agradecimiento. Hay agradecimiento también a la vida por habernos cruzado. La historia nuestra es muy azarosa, no es una historia planificada, de decir “voy a ser músico, voy a tener un cantante inglés y vamos a hacer una banda”. Lo nuestro fue mucho más azaroso, es una historia de vida muy loca, muy profunda también por este personaje que murió muy joven. Y se murió no por un accidente, sino por una vida vivida al máximo. Y con todo lo que eso trae atrás. Vino a la Argentina con un coms hepático y era adicto a la heroína. Los adictos a la heroína nunca pueden volver definitivamente. En el caso de él, volvió y se fue haciendo mucho lío.
-Tu propia vida también es muy azarosa, de un barco mercante petrolero a las sierras de Córdoba, mucha aventura en el medio.
-Te puedo decir que me ha quedado un amor eterno hacia el mar. Muchas veces recuerdo con cierto grado de nostalgia lo maravilloso que es estar en el medio del mar, arriba de un barco, es algo… Yo era muy pendejo. Había decidido en ese momento recorrer el mundo y no formar más parte de ningún país. Lo recuerdo con mucho amor y sueño poder volver a estar en el mar en algún viaje. No me gustan estos viajes que hay de cruceros. El mar tiene otra mística. Pero es parte de mi vida. Dentro de los marinos había, al menos en esa época, mis compañeros me decían que si yo estaba más de cinco años, no iba a poder dejar nunca más el mar. Y estuve un año navegando. Y, sin embargo, sigo sintiendo un amor muy profundo al mar, la verdad.
“Creo que toda mi vida he luchado para no ser cómplice”
-Decís que no querías formar parte de ningún país, querías ser ciudadano del mundo, un sueño ácrata.
-A los 18 años hice el servicio militar. Y conocí a todos los militares del Proceso. Conocí a Menéndez, a Bussi. Y realmente me quedó un asco tan grande con respecto a la realidad que creían que se estaba viviendo y la realidad que realmente es. O que uno vio siendo tan chico. Me quedó una sensación demasiado horrible. Tuve esa sensación de querer ser ciudadano del mundo. Era una vida de aventuras hasta que me crucé con el Tano.
-¿No querías ser parte de ningún sistema?
-Yo creo profundamente que uno puede ser cómplice o uno puede luchar para no ser cómplice. Creo que toda mi vida he luchado para no ser cómplice. Nunca quise ser cómplice de algo que me genera cosas no demasiado bonitas con respecto a la realidad del mundo. Y a donde estamos yendo.
-¿Se puede no estar en el sistema? ¿Se puede estar afuera?
-No. Afuera del sistema no podemos estar. Acá en las sierras de Córdoba hay mucha gente que ha venido a vivir, no fuera del sistema, sino casi te diría que para formar su propio sistema, el desarrollo de las economías regionales, el no necesitar de cadenas de supermercado para provisionarte de comida. Yo creo que el sistema está en cada uno, cada uno consume las cosas que cree que necesita. Soy de los que creen que cuanto menos necesites, más feliz vas a ser. Me parece inconcebible que diez mil personas sean dueñas del mundo y que el resto de la humanidad tenga una vida miserable.
“Creo que Argentina es un país mafioso. El Estado y la mafia están en el mismo lugar”
-Vos llegás a un montón de pibas y de pibes que te escuchan, que te ven, que te adoran. ¿Cómo resistir en este momento de tanta crisis?
-Yo me viene a vivir a las montañas. Hay que aprender que la guita no es la felicidad. La guita es algo que necesitamos para poder vivir, pero yo creo que verdaderamente está todo dentro de uno. La búsqueda es adentro de uno. Por más que poseas todo lo que quieras poseer, no vas a ser feliz. El sistema es, de alguna manera, una cárcel en la cual te llenás de ansiedad y de angustia por todo lo que tenés que hacer y lo que tenés que vivir y lo que podés conseguir a través de todos tus sacrificios. Siempre todo es demasiado injusto. Uno puede participar o no participar. Se puede vivir sin participar, se puede vivir sin Internet o se puede vivir sin el chusmerío porque se ha transformado el mundo en un gran chumerío. El sentimiento es que la vida es otra cosa, mucho más que este gran comercio global. Me parece que los momentos más profundos no dependen del dinero.
-¿Qué te dice la montaña?
-A mí siempre de chico me gustó la inmensidad. Es lo más próximo que tengo a lo más real que existe, la naturaleza. A mí la montaña me trae paz. Me gusta muchísimo ver los amaneceres o los atardeceres o escuchar a los pájaros. Es difícil qué es lo que te trae. Son esas cosas que no se compran con dinero y que me dan felicidad también. Es una decisión de vida en realidad venirse a vivir a la montaña porque las ciudades me parecen lugares donde es muy fácil no ser feliz. La opresión que se vive en las ciudades, la violencia que se vive en las ciudades, la falta de empatía que se vive en las ciudades, pero que en su momento me hicieron tomar la decisión de tratar de buscar otro horizonte, otra realidad de vida para crear hijos, mis hijos. Pero todo depende de cada uno. No quiero decir que lo que estoy diciendo es la verdad, ni nada… Es la búsqueda personal de uno. Hay gente que es muy feliz en el medio de la ciudad y los admiro, los respeto. Yo nunca pude encontrar nada de lo que me hace bien en una ciudad. Salvo los amigos.
Germán Daffunchio.
-Y los recitales, imagino que las fiestas con tu público te hacen bien.
-Eso es otra cosa. Lo que es un show es algo tan maravilloso. Creo que no podemos dejar de tocar porque los shows en vivo son una fuente de energía y de vida alucinante. Cuando sos joven y salís a tocar, tenés un montón de expectativas, un montón de cosas que después con los años dejan de tener importancia y hay otras que empiezan a tener más proponderancia. En estos momentos poder compartir con la gente que va a esos shows nuestras canciones, sentimientos, latidos de corazón, miradas, ojos contra ojos, es algo difícil de describir pero es realmente hermoso hacer sentir que todo valió la pena. No por el ego de uno, sino porque esto que hablábamos antes, de no ser cómplice y de tener el valor de poder decir las cosas que uno siente con la certeza de que hay un montón de gente que siente parecido a vos.
-Entonces no todo está perdido, ¿no?
-No, no, no. En la vida de uno no está todo perdido. El mundo va en la dirección que va, es difícil encontrar un horizonte positivo optimista, por más que se imaginen que los robots o la conquista de Marte o poner bases en la luna va a ser de nosotros mejores personas, es el mundo, siempre pienso ¿cómo era la humanidad en el año 1500? ¿cómo se vivía en el año 1000? ¿cómo vivían en 1700? Y sí, hemos evolucionado un montón, pero todavía nos falta como especie. Creo que el gran desafío es no autoaniquilarnos.
-Te digo Argentina 2025, ¿qué te preocupa de la situación del país?
-Tengo la certeza de que me voy a ir de este mundo con un país que nunca tuve. A mí me da mucha tristeza lo que pasa en Argentina. Entiendo que los políticos viven en su propio mundo y en su propia nube de poder y en sus propias locuras existenciales y creencias de que lo que hacen está bien o lo que sea, me parece que están completamente alejados de lo que realmente es Argentina. Estoy absolutamente convencido de que no tienen ni idea de lo que pasa en Argentina. Sí tienen idea de lo que pasa en Buenos Aires, en Corrientes y 9 de Julio o lo que sea, pero la realidad de nuestra tierra, la gente increíble, los pueblos maravillosos y todo lo que podría ser y no es por inaptitud de ellos, es casi te diría muy doloroso. En esta zona hay mucha gente que está tratando de buscar otra realidad. El desarrollo de las economías regionales es una de las claves, al menos para mí, pero no tengo ninguna esperanza con los políticos. La verdad que creo que son una peste que ha arruinado nuestra vida. Son todos unos mentirosos. Se han salvado de que tenemos una justicia que es una porquería vergonzosa, absurda. Creo que Argentina es un país mafioso. El Estado y la mafia están en el mismo lugar.
