La inauguración del 40° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, anoche, no estuvo exenta de polémica. Y en este caso estuvo relacionada con un tema que cada año se debate entre quienes forman parte de este importante evento: la falta de visibilidad y difusión que ha tenido, hacia adentro y hacia afuera, un hecho artístico internacional que también derrama movimiento comercial en diversos sectores.
En un hall del Auditorium lleno y a pocos metros de donde el intendente Guillermo Montenegro estaba iniciando un contacto con los medios de prensa que estaban cubriendo la ceremonia, se escuchó una fuerte pelea entre el presidente del Incaa, Carlos Pirovano, y el director de Cultura de General Pueyrredon, Francisco Taverna.
“No hay ningún banderín colgado afuera”, se escuchó que le reclamaba el funcionario nacional, mientras que el cuestionado Taverna intentaba desligarse diciendo “a los de arriba andá a hacerles esa crítica”, en relación con la Provincia de Buenos Aires.
“El contrato lo firmé con ustedes, no con ellos. ¿Qué pasó con los banderines?”, volvió a preguntar Pirovano, a lo que el funcionario local, de malos modos, le respondió: “A Provincia pedilo, no te confundas”.
Es sabido que el Festival Internacional de Cine es un evento que organiza la Nación, a través de la Secretaría de Cultura y el ente Autárquico Incaa, que este año delegó la producción ejecutiva del evento al Ente Municipal de Turismo y Cultura. En ese contexto es pertinente recordar que fue Taverna quien decidió, unilateralmente, dejar de lado a la Provincia de Buenos Aires y realizar la ceremonia de apertura del Festival en un escenario municipal en lugar del Auditorium –lo cual afortunadamente no se cristalizó–, evitándose así un bochorno.
El Festival ya está en marcha. Los banderines, afiches, cartelería, etcétera, brillan por su ausencia. ¿Quién se hace cargo?
