Por Ramiro Melucci
Agustín Neme convivirá dos años con un partido –La Libertad Avanza– que lejos de ver disminuido su anhelo de gobernar la ciudad en 2027 lo reivindicó. En esa sola línea podría condensarse uno de los significados centrales para Mar del Plata de la elección del domingo pasado. Cuando la dirigencia política se preparaba para ver algún hilo conductor entre los resultados del 7 de septiembre, los escándalos que sacudieron al gobierno de Javier Milei y las legislativas nacionales, la sociedad determinó otra cosa.
Debería apreciarse la diferencia. Guillermo Montenegro coexistió con un radicalismo con capacidad para aportar experiencia en la gestión, pero que en términos electorales no representaba una amenaza. Neme habitará con el partido que hoy tiene el color de los votos: el del Presidente, el que será crucial en el vínculo municipal con el Gobierno nacional.
El referente libertario en Mar del Plata, Alejandro Carrancio, y el próximo intendente mantienen una buena relación, cimentada en los años en que coincidieron en el Concejo Deliberante. De allí que, sin desconocer aquel contexto, Carrancio pasó de decir que le gustaría ser intendente dentro de dos años a avisar que “falta mucho” y que ahora la prioridad es “acompañar a Agustín”.
¿Acompañarlo cómo? En principio, con algunos lugares en el gabinete. Preexiste un acuerdo con Montenegro según el cual La Libertad Avanza desembarcaría en Obras Sanitarias, el Ente de Turismo y Cultura y la presidencia del Concejo Deliberante. Hay conversaciones con Neme por otros cargos. En ese marco, Carrancio solo confesó públicamente que “le encantaría” que La Libertad Avanza presidiera el Concejo. Una respuesta a la maniobra oficial de instalar la posibilidad de que sea Fernando Muro –y no su candidato, Emiliano Recalt– el que ocupe ese sitio.
Sin nombrarlo, dio argumentos que distinguirían a Recalt de Muro: “Tenemos dirigentes con buen vínculo con todos los bloques, del oficialismo y la oposición”, para una etapa en que “no habrá una mayoría automática” y “habrá que generar consensos”.
Carrancio pasó de decir que le gustaría ser intendente dentro de dos años a avisar que “falta mucho” y que ahora la prioridad es “acompañar a Agustín”.
En la misma semana, cerca del jefe comunal se ocuparon de transmitir, por lo bajo, los límites para esos consensos legislativos. Mientras algunos en el PRO pensaban en la posibilidad de reconfigurar por completo el mapa de alianzas, incorporando incluso a sectores de la oposición férrea, recordaron, tajantes: “No tenemos nada que ver con Massa, con Axel ni con Cristina”. Léase: que nadie piense en buscar los votos de Cheppi, de Pulti o de Raverta.
Argumentaron que de esa forma deben interpretarse los movimientos de Milei. En la reunión con los gobernadores no estuvieron los peronistas Axel Kicillof, Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). Bajo esta lógica, los concejales del próximo interbloque oficialista (PRO-LLA) solo deberían acudir a los radicales para alcanzar la mayoría. Guiño para el viejo socio, Maximiliano Abad, que sigue garantizando en el Concejo los votos que Montenegro necesita para sancionar los proyectos de salida. Ya había habido otro: el encuentro del 17 de octubre con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, al que Montenegro llevó a las secretarias de Desarrollo Social, Vilma Baragiola, y de Salud, Viviana Bernabei (ambas radicales). También al presidente del Emder, Sebastián D’Andrea, del PRO. Tal vez una forma de mostrar preferencias.
Por lo pronto, la mayoría que se despide el 10 de diciembre (PRO-UCR-Coalición Cívica) trabaja a toda máquina. El último jueves aprobó la emergencia económica y financiera del servicio de recolección de residuos, la prórroga del contrato con Transportes 9 de julio; la adjudicación del estacionamiento medido a Boldt Tech y la designación de tres jueces para cubrir las vacantes en la justicia de faltas, consensuados hace tiempo entre el radical y el intendente.
Habrá más. Balnearios de la zona norte sumarán, en algunos casos, la autorización para utilizar más espacios de sombra de los previamente convenidos, con una condición ideada por la UCR: que financien una obra para mejorar el desagüe pluvial de Constitución y la costa. Se espera además que el Ejecutivo envíe la prórroga para los contratos del transporte público. Para después de la renovación legislativa quedarán el tratamiento del presupuesto 2026 y probablemente la discusión de un nuevo pliego de transporte.
“No tenemos nada que ver con Massa, con Axel ni con Cristina”, dicen cerca de Montenegro. Léase: que nadie piense en buscar los votos de Cheppi, de Pulti o de Raverta.
Para tranquilidad de muchos, la transición que antes de las elecciones parecía adelantarse volvió a los tiempos preestablecidos. El ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, anunció en la previa de los comicios que el día posterior presentaría la renuncia, y Montenegro volvió a quedar entre sus posibles reemplazantes. Pero Milei llamó al ministro para convencerlo de que todavía no se fuera. Lo logró: recién dejaría su cargo en febrero.
Quiere decir que el cambio de intendente no se producirá antes del 10 de diciembre. Ese día, si no tiene una mejor oferta del Presidente, Montenegro asumirá como senador provincial. Hasta entonces, pondrá al municipio al servicio del proyecto libertario: acaba de enviar, a través de Muro, un contundente apoyo del gobierno local a la reforma laboral que prepara Milei.
A la jornada electoral la aprovechó para mostrarse como uno de los arquitectos del pacto con La Libertad Avanza que condujo a la victoria. La foto junto al candidato ganador, Diego Santilli, y el presidente del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, era al mismo tiempo un festejo por el inesperado triunfo en la provincia y un mensaje interno para los que descreían del acuerdo. Una manera de decirle a Mauricio Macri que no estaban tan equivocados.
El “teníamos razón” se impuso sin tantas vueltas en otro búnker. No es un dato anecdótico que Fernanda Raverta, futura senadora provincial, haya sido una de las que se adelantó a Cristina Kirchner en el reproche al gobernador por el desdoblamiento, en línea con el posteo inicial de Mayra Mendoza y los ademanes de Máximo Kirchner mientras hablaba Kicillof.
La interna volvió al punto de ebullición después del impasse por la campaña. Pero en Mar del Plata no sorprende: ya estaba todo roto entre Raverta y Pulti desde el cierre de listas para las elecciones de septiembre. Cuentan que en el principal acto de campaña al que asistieron como invitados –el que organizaron los gremios con la presencia de Jorge Taiana– ni siquiera se saludaron.
