Por Malena Alpern
Cada año, más de 2,3 millones de mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es el tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres y uno de los que mayor tasa de mortalidad presenta, especialmente cuando se detecta en etapas avanzadas.
La OMS advierte que la detección temprana salva vidas: recomienda realizar una mamografía cada dos años para las mujeres entre 50 y 69 años, incluso sin síntomas.
En Mar del Plata, un grupo de mujeres decidió ir más allá de la concientización: emprender una vida deportiva en comunidad. Así nació Rosas del Mar, un proyecto deportivo que une a sobrevivientes que atravesaron cáncer de mama para remar juntas en la Laguna de los Padres.
“Surge a partir de un grupo de mujeres que utilizamos cascos fríos durante las quimioterapias… Una compañera preguntó si a alguien le interesaba practicar remo, porque en España lo habían usado como parte de la rehabilitación. Y así arrancamos”, comenzó a contar Mariana Gérez, presidenta de Rosas del Mar, en diálogo con LA CAPITAL.
Lo que comenzó en enero de 2021 como una reunión de quince mujeres en una plaza se convirtió en una asociación civil con más de 40 integrantes, con objetivos deportivos y de concientización.
“No queríamos enfocarnos en la enfermedad propiamente dicha, sino en el después. En que una vida saludable y en contacto con la naturaleza es posible después de un diagnóstico de cáncer”, explicó Mariana.
La propuesta de Rosas del Mar se inspira en experiencias internacionales. El doctor Donald McKenzie, en Canadá, comprobó que el remo ayuda a prevenir el linfedema (hinchazón causada por acumulación de líquido) en los brazos, entre otros beneficios físicos y emocionales.
Irene Mancuso se operó en 2023 por un cáncer de mama y actualmente está en tratamiento con pastillas. Su oncólogo le recomendó que se sume a Rosas del Mar, y así es que se contactó con la asociación y empezó a asistir a sus actividades.
“Hay mucha gente que no sigue haciendo actividad una vez que le llegó el cáncer a su vida, y este es un despegue para que no esté en su casa subestimándose. Te permite entender que no se termina la vida cuando te dicen que tenés cáncer. El grupo fortalece esas ganas de seguir apostándole a la vida”, expresó Irene.
Por su parte, Milva Valvasori arrancó en enero de este año. “Descubrí un grupo maravilloso de gente. Rosas del Mar es lo único lindo de haber tenido cáncer”, expresó.
“Actualmente se aconseja que aun haciendo el tratamiento se haga actividad física, cosa que antes no era tan así. Por lo menos cuando yo tuve la enfermedad -hace diez años- nadie me insistió en que hiciera actividad física”, recordó.
Además destacó que “otra actividad que se está usando alrededor del mundo es el tiro al arco”. “Tengo una amiga que vive en España que pasó por una situación similar y tiene linfedema. Ella está participando en eso y le está haciendo muy bien”.
Concientización y compromiso social
Rosas del Mar va más allá de entrenar. Dan charlas en escuelas, centros de salud y sociedades de fomento, y recuerdan la importancia de los chequeos. “Aunque la idea de controlarse está instalada, todavía persiste el miedo o la postergación. No todas lo realizan… la clave está en ir”, afirmó Mariana.
La asociación recuerda que, detectado a tiempo, el cáncer de mama tiene altas posibilidades de curación. También promueven la prevención entre hombres ya que, aunque menos frecuente, también pueden desarrollar la enfermedad.
Logros y objetivos
Desde que iniciaron en 2021 ya lograron comprar el bote dragón, la consolidación de la asociación, y la expansión del proyecto a otras ciudades, como Necochea, Tandil y Benito Juárez. “De alguna manera vamos contagiando la importancia del remo en un diagnóstico de cáncer de mama”, expresó orgullosa Mariana.
También fueron anfitrionas del quinto encuentro nacional, que se realizó en Laguna de los Padres, evento que Mariana describió como “tres días intensos, remando abrazadas y con emoción”.
También recordó cuando visitaron Córdoba para el encuentro nacional de 2021, que fue la primera vez que se subieron a un bote dragón: “La primera vez te hacen un bautismo. Te ponen todas las palas en cuña y pasas por ese puente mientras te tiran un poco de agua. Es un ritual que tenemos todas las chicas que tuvimos cáncer de mama y que practicamos este deporte”.
“Atravesar ese túnel, todas llorando, abrazadas, y con la sensación hermosa de decir ´Bueno, estamos vivas y estamos practicando un deporte´”, recordó.
Sobre el futuro, Mariana comentó que el próximo objetivo es “conseguir un segundo bote que sea de mayor capacidad. Nos falta un poco de plata, pero no estamos tan lejos. Seguimos trabajando por eso”.
Asimismo, su “deseo es que cada mujer se pueda acercar a esto; que sepan que hay un deporte pensado exclusivamente para quienes atravesaron cáncer de mama”.
Más que un deporte
En Rosas del Mar remar significa algo profundo, es resistencia, superación y futuro. Un símbolo de vida y de lucha. Un recordatorio de que incluso después de un diagnóstico se puede encontrar un nuevo rumbo.
Ese espíritu resume lo que las impulsa a seguir remando: transformar el cáncer en fuerza colectiva y recordar, cada octubre y todos los días, que la detección temprana salva vidas.