La escena podría ser cualquiera de aquellas noches platenses de fines de los setenta. Una casa donde conviven discos británicos, bocetos de arquitectura, retazos de telas y conversaciones que sueñan con una modernidad que todavía no tenía nombre en la Argentina. En ese territorio, Federico Moura empezaba a delinear su destino: no solo como cantante y líder de Virus, sino como un artista integral, alguien que haría del estilo una forma de vida.
Más de cuatro décadas después, ese joven que marcó a fuego la música nacional tiene, al fin, una biografía a su altura. “Perfecto Hermoso Veloz Luminoso. La vida de Federico Moura” (Sudamericana, 2025), escrita por Gustavo Bove, se propone algo más que un repaso de fechas y discos. Busca devolverle dimensión humana al mito.
En diálogo con LA CAPITAL, Bove explicó cómo nació el proyecto: “Siempre observé que hacía falta una biografía de Federico. Las que había lo mencionaban apenas dentro de libros sobre Virus. Yo quería contar su infancia, su adolescencia, su adultez. La historia de un pibe gay que creció en los años 70 en un país conservador, que atravesó una dictadura, que vivió la fiesta de los 80 y murió de sida. Sentí que había que hacer justicia con su imagen, ponerlo en un plano humano y no como ese extraterrestre angelado que bajó a iluminarnos”, señaló.
El proceso llevó casi dos años de investigación y escritura. El puntapié inicial surgió de la amistad con Marcelo Moura, hermano de Federico: “Éramos vecinos, nos veíamos seguido. Yo le decía: ‘Qué bueno sería tener una biografía de Federico’. Así empezó todo. Tuve apoyo pleno de la familia”.
El libro recorre desde la infancia de Moura en La Plata hasta sus últimos días. En ese camino aparecen detalles íntimos que lo vuelven más cercano. “Federico odiaba que lo toquetearan, no soportaba que lo abrazaran. Era celoso con sus amigos, no quería que tuvieran parejas. Los manipulaba un poco, aunque nada distinto de lo que puede hacer cualquier ser humano. Me interesaba mostrar esas aristas, que lo hacían más terrenal”.
Pero también están las marcas imborrables: la desaparición de su hermano Jorge durante la dictadura —“una tragedia que lo acompañó siempre”— y la enfermedad que lo llevó a la muerte en 1988, cuando el VIH era prácticamente una sentencia: “En ese momento, recibir un diagnóstico era como tener un certificado de defunción. Hasta el final buscó remedios alternativos”.
Un artista total
Reducir a Moura a la categoría de músico sería injusto. El libro muestra a un creador que se movía con la misma comodidad en un estudio de grabación que en un taller de diseño. “Era un artista integral. Podía desplegar su arte tanto en la música como en la moda. Tenía una mirada estética que lo atravesaba todo”, subraya Bove.
Esa sensibilidad cambió el rock argentino de los años 80. “Le agregó modernidad, desparpajo, baile, desinhibición. Fue el primero que hizo bailar al público en un recital de rock”, afirma.
Su influencia fue decisiva, y no solo en Virus. “Bandas como Babasónicos, Miranda o Leo García serían muy diferentes de no haber mamado el arte de Federico. Y con Gustavo Cerati fue brutal: él era un chico de barrio, con remera común y zapatillas gastadas. Cuando conoció a Federico se convirtió al esnobismo. Le enseñó a él y a Soda Stereo qué era ser moderno: cómo sonar, cómo vestirse. Fue decisivo en su carrera”.
En “Perfecto Hermoso Veloz Luminoso” desfilan episodios intensos: la pelea con Luca Prodan, la grabación del primer disco de Soda Stereo, las discusiones estéticas con la crítica de la época, los últimos días de Federico. “Cada parte tiene su atractivo. No hay un capítulo que defina todo, pero sí hay un mensaje que atraviesa la biografía”, explica el autor.
Ese mensaje, para Bove, se resume en una palabra: libertad. “A 37 años de su muerte, Federico nos sigue diciendo que la libertad es lo más grande que puede tener un hombre”.
Bove se permite imaginar qué hubiera pasado si Moura hubiese sobrevivido. “Si hoy viviera, sería una especie de gurú. Hubiera envejecido con lucidez y estilo. Para mí, sería el músico de rock más grande de Argentina”.
Con su libro, el biógrafo busca saldar una deuda pendiente: mostrar a Moura en todas sus dimensiones. Al mito, al artista, pero sobre todo al hombre. Y darle al rock argentino, al fin, la biografía que faltaba.